3 ago 2011

Crisis de ausencia

Aquí paso las horas -casi inerte- mirando a la gente pasar con sus colores distantes. Mi vista siempre se estrella en un edificio seguido de un cielo nublado. Y todo parece sin vida, la gente, el tráfico, el transcurrir de las horas. Hace días nadie me habla de nostalgias. Tampoco quiero mirar más allá, tampoco necesito que me hablen de eso que ahora es mi patria. 
Hay un sentimiento aquí dentro, no sé si resbala en las paredes blancas, o me rodea invisible, como el olor de un aerosol anti tabaco de naranja y cedro. Me ofrecen visitas, paseos, me ofrecen de todo menos risa y llanto -cuando vienen juntos y los trae el mismo abrazo-. Me llenan de música y me pierdo en ella, buscando un sonido que desplace -por momentos- a la música del tiempo. Así avanzo, un paso cada día, sin coordenadas ni GPS, a veces caminando con el sol en la cara, otras a oscuras entre la niebla que se mezcla con el humo, pero siempre sin ver nada, habitante anónima de calles que nunca han sido mías. Pasajera etérea en una ciudad demasiado fría para recorrer a solas.




2 comentarios:

Demian Haller dijo...

despiertan mis venas
caminan mis razones,arrastrando a mis sin razones
por el campo
y por la cuidad
el polvo y pasto
los llanos y montañas
a mi alma se asemejan
pero mi ser
camina indesmentiblemente
hacia el océano
con la mirada puesta en la luna

Slds.

Ada (sin h) dijo...

Al océano, al océano siempre. Un lugar para esconderse de la tierra.

Saludos
gracias por leer (Y comentar) :D