Huyes dejando tu abismo entre dos orillas sin puente: desapareces.
Quiero cruzar y me detiene, de nuevo, esa soledad tuya que parece venir de tan hondo que me pierdo en ti buscándote la salida.
Intento avanzar y me estrello en esa tristeza tuya, que viene de tan lejos que en los vacíos de la madrugada reconozco y hago mía: desaparezco.
Como la noche eres un cuaderno mudo y yo tan llena de palabras.